03 septiembre 2006

¿Quieres dedicarte a esto? 3ª parte y final

Hoy pongo fin a esta serie de tres artículos. Los dos primeros han estado dedicados a mostrarte algunas cosas que posiblemente no sabes ni conoces, no para disuadirte de nada sino para invitarte a tener en cuenta que llegar lejos como te has propuesto no es tan sencillo como parece y tendrás que superar varios escollos. Este último es, si me lo permites, una serie de consejos y apreciaciones de alguien que seguramente lleva más años en el flamenco que tú en este mundo.

Prosigo: aquél que estudia muchas horas y toca muy bien en casa, es lo que llamamos un “guitarrista de pijama”. Que en tu casa te digan que eres un fenómeno es normal, pero lo importante es que lleguen a decírtelo fuera de allí e idealmente que no te lo digan: que alguien lo escriba donde los demás puedan leerlo.

Permíteme ayudarte recordándote algunas cosas importantes: el estudio es el mejor camino, siempre y cuando además de sumar muchas horas, se sume también aprendizaje, entendimiento e internalización de lo que se toca. También es importante estudiar aunque no se tenga compromisos artísticos fechados, porque cualquier día suena el teléfono y es que te están llamando para ofrecerte una actuación y ante esa eventualidad tienes que estar preparado.

No te obsesiones con ser mejor que éste o aquél, porque de eso no se trata. De hecho, hagas lo que hagas, nunca vas a tener más experiencia y más conocimiento que el que empezó mucho antes que tú: si un automóvil parte a 100 kmts. por hora y otro parte a la misma velocidad un minuto después, el segundo siempre irá atrás del que salió primero. En otras palabras, no te sobrevalores ni te desubiques. Te pongo un ejemplo: hace un tiempo alguien me envió un link para que visitara un foro (cosa que no suelo hacer pues los foros me repugnan) y leyera un recado que un joven latinoamericano le enviaba a Paco de Lucía, diciéndole “Paco, tú estás acabado, y yo te voy a superar en todo”. Si los niveles de estupidez de ese pajarito -que evidentemente no sabe ni se ha enterado de nada, pero de nada- llegan a esos extremos, algo me dice que tampoco va a ser muy inteligente a la hora de planificar su carrera y lo más probable es que en lo único en que pueda superar a Paco de Lucía sea en capacidad para comer hot-dogs…
Sé humilde, no te creas lo que no eres, porque si lo fueras, los demás ya lo sabríamos, de eso pierde cuidado: el verdadero nivel artístico siempre trasciende cuando hay talento.

No olvides que siempre habrá quien o quienes estarán por sobre ti ya sea porque empezaron antes, porque saben más, porque tocan su propia música, porque tienen más trayectoria y más experiencia o porque son más conocidos que tú : esos son tus mayores. Te aconsejo tener la misma actitud ante el trabajo de esos mayores y nada mejor para ilustrar esta idea que citar las sabias palabras del maestro Manolo Sanlúcar: “asegúrate de si aquello que no te gusta está exento de valores o si, tal vez, aún no estás preparado para sentirlo o comprenderlo, pues la arrogancia cierra las puertas del conocimiento”. Clarito ¿verdad?

También te aconsejo aprender lo más temprano posible a distinguir entre tus pares y quienes no lo son. El hecho de que tú toques muy bien la guitarra flamenca no te pone en el mismo nivel de tus mayores. No eres uno de ellos así que no creas que puedes tratarlos de a y mucho menos darles consejos o emitir opiniones que ellos no te han pedido, porque todavía hay demasiadas cosas que tú no sabes. Si ellos te preguntan, opina con respeto y con prudencia. Si no lo hacen, calla y aprende, porque ellos han recorrido un camino que tú recién sueñas con empezar y por lo mismo seguramente hablarán de cosas que tú ignoras, lugares y personas que no conoces y utilizarán términos que tampoco dominas. Tú, date por contento con el solo hecho de que te permitan estar un rato entre ellos, escucharles hablar, opinar, recordar y tal vez, tocar. Si eres inteligente y sabes apreciarlo, seguramente ese rato habrá sido para ti una gran clase magistral y, encima, gratuita.

Procura tener profesores vigentes, en plena actividad, porque los que nunca se han subido a un escenario o lo han hecho muy escasamente, pueden enseñarte mucho en teoría, pero no saben realmente lo que se siente ahí arriba, no pueden anticiparse a lo que a ti te va a pasar para prevenirte y aconsejarte; no conocen la adrenalina, no tienen experiencia escénica, no saben hacer una ficha técnica ni una prueba de sonido. Si eso no es posible, trata de tomar clases con alguien cuya trayectoria respalde los conocimientos que te está transmitiendo: podría ocurrir que ese maestro esté retirado y ya no toque en público, pero lo hizo por muchos años y lo que vivió y recorrió es un producto sin fecha de vencimiento. Acércate a aquellos cuya experiencia está garantizada por su trayectoria, no a los que se la montan de profesores cuando no saben ni para ellos mismos. Cuidado con los embusteros, que en esto abundan, que te cuentan todo tipo de aventuras artísticas de las que no hay una sola prueba tangible y concreta.

Cuando lleves un par de años estudiando, ojala no antes porque no vas a tener ni conocimientos ni elementos de referencia, empieza a intentar la composición de falsetas simples, porque desde ahí arrancará tu personal manera de componer. En el flamenco la tradición es la tradición y si bien es importante tocar la música de los mayores por lo mucho que se aprende de ella, aún más importante es componer la propia música y crear una propuesta personal. Aquí no se trata de saber tocar muchas falsetas, porque eso lo hace cualquiera con buen oído y buenos dedos: de lo que se trata es de saber de flamenco y para eso necesitarás leer mucho.

Durante una etapa inicial, atrévete a tocar completamente solo, no te escondas detrás de muchos acompañantes porque eso implica que corres el riesgo de ahogar tu guitarra en medio de las sonoridades que te acompañan. Valórate en la medida justa y no pretendas cobrar más de lo que corresponde al verdadero nivel en que tú estás, incluso al comienzo trata de tocar mucho y sin cobrar nada, pues tu primera inversión tiene que ser aquello que hagas por mostrar lo que sabes hacer y dar a conocer tu nombre. No hay receta mejor que la más antigua: trabaja, trabaja, trabaja, estudia y progresa todo lo que puedas. Si realmente eres un fenómeno, todo lo demás vendrá solo.

Si estos tres artículos te han desanimado y ahora no sabes si seguir adelante o no, quiere decir que no has entendido el objetivo de estos escritos. Si ahora tienes dudas respecto a lo que podrás o no lograr, te sugiero que recuerdes siempre que todos estos procesos, en la música, en el fútbol, en la ingeniería o en la crianza de ganado, son fundamentalmente piramidales: si el proceso lo empiezan 100, lo terminan 20 y de esos 20, realmente buenos son 10 y de los 10 son excelentes apenas 5 y de los 5 triunfan 2 ó 3. El éxito no está garantizado para nadie y no transformarte en un fenómeno internacional no significa que hayas fracasado. Como tantas actividades del ser humano, el flamenco es para el que puede, no para el que quiere. Si ser un artista famoso, viajar por el mundo dando conciertos y grabar discos memorables fuera tan sencillo como llegar y hacerlo, los flamencos famosos serían cientos de miles en cada país y tú sabes que eso no es así.

Lo dije al principio: muchas veces he escuchado a jóvenes que querían dedicar su vida a esto y con justo derecho soñaban con alcanzar objetivos muy importantes, pero no se habían detenido ni un solo minuto a pensar en muchas cosas que inciden en el logro de tales objetivos, en los inconvenientes, en lo que sería necesario saber, en tantos parámetros que influyen y determinan el resultado de la gestión, desde más allá de las horas de estudio de la guitarra. A los que son mis alumnos siempre les he explicado todo esto, pero esta vez me pareció que podría aportar algo compartiendo, con quienes no lo son y quieran leer estos tres artículos, aquello que yo he aprendido durante cerca de 30 años trabajando en el flamenco, creciendo y viendo crecer a otros.

Si te sirve, me doy por contento. Si piensas que no te sirve, olvídalo, pero ojala nada te lo recuerde.

Sé fuerte, amigo, yo sé que es difícil pero si no estás dispuesto a pararte muchas veces, sacudirte el polvo y seguir caminando, entonces tal vez tu futuro no esté en esta profesión.

Carlos Ledermann