26 noviembre 2006

Y siguen utilizando la guitarra...

Hace ya algún tiempo escribí un extenso artículo sobre este tema para www.deflamenco.com por lo que se supone que no sería necesario volver sobre el tema, y no porque fuera tan iluso que esperara que algo iba a cambiar a partir de esa publicación, sino porque si de algo no me voy a cansar es de escribir y hablar lo que sea necesario si se trata de reivindicar a la guitarra flamenca.

Alguien se preguntará qué reivindicación necesita la guitarra flamenca, especialmente hoy, cuando aparentemente está en uno de sus mejores momentos, cuando los viejos y los nuevos tercios están tocando por todo el mundo, cuando tenemos a un Paco, un Manolo y un Serranito plenamente vigentes y tenemos a Vicente que también va por todo el mundo y a Gerardo Núñez en similar situación, además de un Riqueni felizmente de vuelta y tantos nombres que llevan la guitarra a tantos escenarios. A ese alguien, quiero recordarle (o contárselo si es que no lo sabe) que el panorama no es tan positivo como parece, porque los nombres que acabo de citar son los que siempre han tenido actividad de conciertos, pero entre todos suman un porcentaje sumamente bajo de la inmensa nómina de guitarristas flamencos que existen y que podrían ofrecer conciertos de primera categoría. De hecho, si sumamos los nombres de los que hoy por hoy pueden dar conciertos, no llegamos al diez por ciento.

La idea, aquí, no es alegar falta de oportunidades para esos otros guitarristas, aunque me gustaría preguntarte a ti, lector de este blog, si sabes en qué está en este mismo minuto una larga nómina de guitarristas a los que hemos visto en concierto y que seguro están tocando, pero no como solistas sino acompañando el cante de alguien porque hay que comer y pagar cuentas y escenarios y oportunidades no hay para todos. La idea es alegar la eterna relegación de la guitarra a un tercer y cuarto plano dentro del mundo del flamenco, poner en tela de juicio la escasa o nula importancia que le otorgan todavía tantos y tantos estudiosos del flamenco, que solo se interesan en el cante y nada más, produciéndose situaciones verdaderamente increíbles por lo extremas que pueden llegar a ser y, como ejemplo de lo anterior, te digo que a mitad de año me contaba en Córdoba mi amigo Oscar Herrero que en una conversación con uno de estos eruditos, este señor le había dicho a Oscar algo como “qué lastima que ya no tocas flamenco…” debido a que Oscar estaba desarrollando su carrera de concertista y no acompañando el cante. O sea, para ese señor tocar en solitario no es tocar flamenco. Me gustaría estar presente si se atreve a decirle eso mismo a Manolo Sanlúcar, para ver cómo sale el flamencólogo en una camilla…

Por otra parte, se siguen exhibiendo documentales y se siguen publicando discos en que el nombre del guitarrista que acompañó el cante o el baile no figura ni siquiera en letras pequeñas y sin embargo muchas veces fue el guitarrista el que hizo la música del espectáculo o del documental. ¿Quién entiende y quién me explica eso?

Desde hace muchos años tengo la sensación de que una mayoría de los estudiosos del flamenco ignora que fuera de España, el tercer elemento en orden de interés no es la guitarra sino, precisamente, el cante. Esto, debido en parte a que se asume que para cantar flamenco realmente por derecho deben concurrir requisitos que habiendo nacido fuera es muy difícil reunir y, por otra, a la escasez tremenda de cantaores. Sería interesante que estos señores supieran que si el flamenco está hoy en casi todo el mundo, los teatros se llenan, las academias proliferan y la afición crece por horas, no se debe en lo absoluto al cante sino, en primer lugar, al baile y en segundo lugar a la guitarra flamenca, porque hasta hoy el artista flamenco más famoso en el mundo entero ha sido un guitarrista de Algeciras cuyo nombre todos conocemos. Que hoy sean igualmente famosos nombres como Eva Yerbabuena, Antonio Canales, Sara Baras y otros que son del baile, no hace sino confirmar que baile y guitarra han cautivado y han atraído hacia el flamenco a más almas en todo el mundo que las que hubieran podido reunir todos los famosos del cante juntos. Si uno le pregunta a un taxista en Buenos Aires quién es Paco de Lucía, posiblemente no va a conocer el año de nacimiento ni la discografía completa, pero de que va a saber quién es, no tengas la menor duda. Pero si le preguntas quién es Antonio Mairena o Arcángel, apuesto una cena a la carta en Puerto Madero a que no va a tener idea. Y lo mismo va a suceder en Santiago, en Ciudad de México, Vancouver o Belgrado.

Y a pesar de que la guitarra parece ser lo menos importante del flamenco, se la sigue utilizando para ilustrar el flamenco : la guitarra, como ícono, está en una cantidad descomunal de carteles de eventos de cante, vaya contrasentido : si lo más importante, si lo único importante es el cante y todo lo demás son accesorios ¿por qué carajo siguen utilizando las formas de una guitarra para ilustrar un cartel de cante? ¿porqué se sigue ilustrando con una guitarra no solo eventos de cante, sino también academias, congresos, encuentros, jornadas de estudio, cursillos, festivales y hasta bares de tapas? ¿será porque la forma de una guitarra es bastante más bonita que la de una boca abierta, a veces desdentada y tal vez de dudosa higiene?
Ojalá alguna vez los estudiosos que no distinguen un toque por soleá de uno por alegrías, dejen a la guitarra, que tanto menosprecian, en paz. Y ojalá también que los cantaores y bailaores dejen de echarle la culpa al guitarrista cada vez que se ellos se equivocan, porque esa es una actitud artera y sin costo ético alguno. Asumamos cada cual nuestros fallos, que en tanto seres humanos los cometemos porque es normal, pero ya basta de esconderse detrás de la guitarra aquellos que se tienen por infalibles. La guitarra flamenca tiene mucho que decir, de hecho mucho más de lo que creen los sacerdotes del flamenco y por lo tanto merece que se la respete y se la considere como corresponde, porque sin ella el flamenco queda mutilado.

Felizmente, en la actualidad contamos con estudiosos (todavía muy pocos) que han dedicado a la guitarra sus mejores esfuerzos y ahí están Eusebio Rioja, Norberto Torres, José Manuel Gamboa, y unos cuantos más a los que recomiendo a todos ustedes leer cuando tengan la posibilidad. Lo mismo puedo decir de Félix Grande y Ángel Álvarez Caballero.
Hasta la próxima.

Carlos Ledermann

Está estrictamente prohibido el uso y /o reproducción total o parcial de textos e imágenes de este blog sin autorización del titular.

19 octubre 2006

El curioso mundo de los "enteraos"

En el mundo del flamenco, como en todos los ámbitos, hay unos seres que necesitan con urgencia casi medicinal captar la atención de los demás, y no porque esos demás estén pasando por alto que estos personajes son estupendos cantaores, bailaores o guitarristas, ya que lo normal es que no lo sean, sino precisamente por eso, porque están muy lejos de destacar en cualquiera de las tres expresiones del flamenco.

Estas personas, que en algunos casos tienen gran afición, son sumamente adictas a contar historias que oyeron a terceros pero de cuya veracidad no tienen la menor constancia; a echar a correr rumores que de pronto no tienen más origen que su propia imaginación; a dictar cátedra sobre temas sobre los que no saben absolutamente nada; a contar anécdotas de las que jamás participaron y agrandar las dimensiones de ciertos hechos de los que hubieran soñado con ser protagonistas. No es raro, incluso, que tampoco puedan soportar su anonimato y entonces inventan cosas como haber tocado con Don Paco, cuando en realidad lo que hicieron fue sacarse una foto con él y nada más. Otros llegan todavía más lejos y se autoproclaman alumnos del genio de Algeciras, situación de la que luego no tienen cómo demostrar resultados. Lo más llamativo es que en ellos se verifica una cierta incapacidad de bajar a tierra y no se detienen a pensar que si dicen haber tocado con Paco o haber sido alumnos suyos, al menos debería haber una fotografía o algún documento de prensa que diera respaldo a tan alucinadas afirmaciones. Pero ojo, que cuando no dicen haber tocado con él, afirman conocerlo de años y que les une con él íntima amistad, pero les tiras un poco la lengua y empiezan a decir una cantidad de tonterías increíble e inventan mitos y leyendas que cualquiera que lo conozca un poquito sabe que no son efectivas, pero el que no, se las compra y “queda muy impresionado” y, encima, va luego por ahí repitiendo los relatos del “amigo íntimo” para que los demás sepan que él tiene un amigo que es amigo de Paco, o sea que de flamenco no le vamos a contar nada nuevo...

Otra característica inconfundible en estas personas es una singular falta de criterio y de sentido común que les lleva a “meter la cuchara” en conversaciones de los que saben y han hecho más que ellos, pues parecen creer que participar en dichas conversaciones los pone en el mismo nivel de sus interlocutores. Otras veces se permiten emitir opiniones tajantes que lo único que consiguen es dejar al descubierto una ignorancia luminosa: ellos necesitan sentirse parte de un sistema, de un mundo todavía un poco hermético y para sentir esa sensación son capaces de cualquier cosa, incluyendo la alternativa de entablar incluso discusiones con los flamencos que visitan sus países, previa botella y algún porro para poder decir luego que “se emborracharon con ……………” queriendo con ello publicitar una amistad que jamás fue tal, pero que aparentemente los pone en la condición de “compinches” de los grandes, que nada más dejar el hotel en que estaban para irse del país ya se olvidaron de la botella, el porro, y con quién se la tomaron y con quién se lo fumaron.
Casi siempre, estas personas son las que entregan o revelan noticias impactantes –muy rara vez verdaderas- pues ello implica que los demás les pregunten, inquieran mayores datos y más entretelones, y es ahí donde la imaginación se les desborda y entonces se despachan todo tipo de explicaciones, ilustraciones y una prolífica lista de detalles de los hechos. Alguna vez he hecho el experimento de “confiarle” a alguno de estos ciudadanos una noticia de carácter confidencial recién inventada, sin otro propósito que el de saber en qué irá la cosa cuando ese “secretillo” vuelva a mis oídos desde otro informante y ustedes no pueden siquiera imaginarse cómo ha cambiado el asunto cuando al cabo de un tiempo vuelvo a escucharlo, corregido, aumentado, perfeccionado y adecuadamente barnizado con elementos francamente insólitos. Solo les diré que Bat Man, Super Man, el Hombre-Araña y la Mujer Maravilla son papeles con mocos al lado de algunos flamencos.

Por lo general, los “enteraos” son los primeros en decir qué le faltó al concierto y qué le faltó al disco, en circunstancias de que jamás se han subido a un escenario y muchísimo menos han grabado un disco y por lo tanto no saben qué es eso, lo que cuesta y lo difícil que es, pero se sienten con derecho a criticar y a aconsejar a diestra y siniestra, porque ellos sí se las saben todas. La necesidad que sienten de ver sus nombres en alguna parte, los suele llevar a foros de Internet, donde con frecuencia meten la pata hasta el muslo, pero se la montan de conocedores de esto y aquello, en lugar de ocupar ese tiempo en estudiar, en aprender y crecer de verdad en lo que se supone que les interesa, porque cuidado, que en esos foros hay mucha gente que mete la pata, pero también hay gente que de verdad sabe de qué está hablando y la diferencia se nota de inmediato.

Otra característica de los “enteraos” es que arman toda una fachada sobre la base de los discos que han escuchado, que casi siempre no pasan de tres ó cuatro. De libros, ni hablar, y de espectáculos vistos, solo un par de los que han llegado a su país y con eso ya se sienten preparados para hablar de flamenco con quien sea e incluso discutir si es el caso. A la salida de un espectáculo, nunca vas a escuchar a uno de estos personajes hablar de la forma en que tal cantó por seguiriya, la manera en que tal bailó por soleá o el tipo de acompañamiento instrumental que había. Mucho menos alguno de ellos te va a decir que esa letra que esta noche escuchó por un estilo ya se la había a otro artista antes pero por otro y porqué le pareció mejor esta o aquella versión, no te van a poder establecer comparaciones porque no han visto nada más, no van a poder comentar la manera en que tal artista enfocó tal cante, tal toque o tal baile en comparación con otro que había visto hacerlo de manera diferente y, en cambio, te van a hacer comentarios como lo rápido que zapateaba fulanito, lo bonito del vestido de sutanita y lo bien que picaba merenganito, porque no pueden darse cuenta de nada más que eso, lo superficial, lo cosmético, lo que en realidad no hacía un espectáculo bueno, mediocre o malo.

Es un mundo curioso, sin duda alguna, y no solo es aledaño al flamenco sino a todos los estamentos del ser humano. Y a veces dicen cosas cuerdas también, hay que reconocerlo, pero esas veces suelen ser muy escasas. Y lo notable es que algunos llegan a transformarse en personalidades respetadas, cuya opinión se toma muy en cuenta. E incluso, por favor toma nota de esto, hasta llegan algunos a dar clases de flamenco, aunque no te lo puedas creer, y para ilustrarte esto con un ejemplo, te transcribo el relato de una fuente cercana que asistía a la clase de música flamenca en una universidad de una ciudad muy importante de Andalucía:
Alumno:
-¿Qué diferencia hay entre la soleá y las alegrías?
Profesor (guitarrista profesional y musicólogo titulado) que tras pensarlo un rato, responde:
-Prácticamente ninguna.

¿Qué...? ¿que tú tampoco lo sabes? Oye...¿no serás uno de ellos...?

Carlos Ledermann

Queda estrictamente prohibido el uso total o parcial de texto y/o imágenes de este blog

03 septiembre 2006

¿Quieres dedicarte a esto? 3ª parte y final

Hoy pongo fin a esta serie de tres artículos. Los dos primeros han estado dedicados a mostrarte algunas cosas que posiblemente no sabes ni conoces, no para disuadirte de nada sino para invitarte a tener en cuenta que llegar lejos como te has propuesto no es tan sencillo como parece y tendrás que superar varios escollos. Este último es, si me lo permites, una serie de consejos y apreciaciones de alguien que seguramente lleva más años en el flamenco que tú en este mundo.

Prosigo: aquél que estudia muchas horas y toca muy bien en casa, es lo que llamamos un “guitarrista de pijama”. Que en tu casa te digan que eres un fenómeno es normal, pero lo importante es que lleguen a decírtelo fuera de allí e idealmente que no te lo digan: que alguien lo escriba donde los demás puedan leerlo.

Permíteme ayudarte recordándote algunas cosas importantes: el estudio es el mejor camino, siempre y cuando además de sumar muchas horas, se sume también aprendizaje, entendimiento e internalización de lo que se toca. También es importante estudiar aunque no se tenga compromisos artísticos fechados, porque cualquier día suena el teléfono y es que te están llamando para ofrecerte una actuación y ante esa eventualidad tienes que estar preparado.

No te obsesiones con ser mejor que éste o aquél, porque de eso no se trata. De hecho, hagas lo que hagas, nunca vas a tener más experiencia y más conocimiento que el que empezó mucho antes que tú: si un automóvil parte a 100 kmts. por hora y otro parte a la misma velocidad un minuto después, el segundo siempre irá atrás del que salió primero. En otras palabras, no te sobrevalores ni te desubiques. Te pongo un ejemplo: hace un tiempo alguien me envió un link para que visitara un foro (cosa que no suelo hacer pues los foros me repugnan) y leyera un recado que un joven latinoamericano le enviaba a Paco de Lucía, diciéndole “Paco, tú estás acabado, y yo te voy a superar en todo”. Si los niveles de estupidez de ese pajarito -que evidentemente no sabe ni se ha enterado de nada, pero de nada- llegan a esos extremos, algo me dice que tampoco va a ser muy inteligente a la hora de planificar su carrera y lo más probable es que en lo único en que pueda superar a Paco de Lucía sea en capacidad para comer hot-dogs…
Sé humilde, no te creas lo que no eres, porque si lo fueras, los demás ya lo sabríamos, de eso pierde cuidado: el verdadero nivel artístico siempre trasciende cuando hay talento.

No olvides que siempre habrá quien o quienes estarán por sobre ti ya sea porque empezaron antes, porque saben más, porque tocan su propia música, porque tienen más trayectoria y más experiencia o porque son más conocidos que tú : esos son tus mayores. Te aconsejo tener la misma actitud ante el trabajo de esos mayores y nada mejor para ilustrar esta idea que citar las sabias palabras del maestro Manolo Sanlúcar: “asegúrate de si aquello que no te gusta está exento de valores o si, tal vez, aún no estás preparado para sentirlo o comprenderlo, pues la arrogancia cierra las puertas del conocimiento”. Clarito ¿verdad?

También te aconsejo aprender lo más temprano posible a distinguir entre tus pares y quienes no lo son. El hecho de que tú toques muy bien la guitarra flamenca no te pone en el mismo nivel de tus mayores. No eres uno de ellos así que no creas que puedes tratarlos de a y mucho menos darles consejos o emitir opiniones que ellos no te han pedido, porque todavía hay demasiadas cosas que tú no sabes. Si ellos te preguntan, opina con respeto y con prudencia. Si no lo hacen, calla y aprende, porque ellos han recorrido un camino que tú recién sueñas con empezar y por lo mismo seguramente hablarán de cosas que tú ignoras, lugares y personas que no conoces y utilizarán términos que tampoco dominas. Tú, date por contento con el solo hecho de que te permitan estar un rato entre ellos, escucharles hablar, opinar, recordar y tal vez, tocar. Si eres inteligente y sabes apreciarlo, seguramente ese rato habrá sido para ti una gran clase magistral y, encima, gratuita.

Procura tener profesores vigentes, en plena actividad, porque los que nunca se han subido a un escenario o lo han hecho muy escasamente, pueden enseñarte mucho en teoría, pero no saben realmente lo que se siente ahí arriba, no pueden anticiparse a lo que a ti te va a pasar para prevenirte y aconsejarte; no conocen la adrenalina, no tienen experiencia escénica, no saben hacer una ficha técnica ni una prueba de sonido. Si eso no es posible, trata de tomar clases con alguien cuya trayectoria respalde los conocimientos que te está transmitiendo: podría ocurrir que ese maestro esté retirado y ya no toque en público, pero lo hizo por muchos años y lo que vivió y recorrió es un producto sin fecha de vencimiento. Acércate a aquellos cuya experiencia está garantizada por su trayectoria, no a los que se la montan de profesores cuando no saben ni para ellos mismos. Cuidado con los embusteros, que en esto abundan, que te cuentan todo tipo de aventuras artísticas de las que no hay una sola prueba tangible y concreta.

Cuando lleves un par de años estudiando, ojala no antes porque no vas a tener ni conocimientos ni elementos de referencia, empieza a intentar la composición de falsetas simples, porque desde ahí arrancará tu personal manera de componer. En el flamenco la tradición es la tradición y si bien es importante tocar la música de los mayores por lo mucho que se aprende de ella, aún más importante es componer la propia música y crear una propuesta personal. Aquí no se trata de saber tocar muchas falsetas, porque eso lo hace cualquiera con buen oído y buenos dedos: de lo que se trata es de saber de flamenco y para eso necesitarás leer mucho.

Durante una etapa inicial, atrévete a tocar completamente solo, no te escondas detrás de muchos acompañantes porque eso implica que corres el riesgo de ahogar tu guitarra en medio de las sonoridades que te acompañan. Valórate en la medida justa y no pretendas cobrar más de lo que corresponde al verdadero nivel en que tú estás, incluso al comienzo trata de tocar mucho y sin cobrar nada, pues tu primera inversión tiene que ser aquello que hagas por mostrar lo que sabes hacer y dar a conocer tu nombre. No hay receta mejor que la más antigua: trabaja, trabaja, trabaja, estudia y progresa todo lo que puedas. Si realmente eres un fenómeno, todo lo demás vendrá solo.

Si estos tres artículos te han desanimado y ahora no sabes si seguir adelante o no, quiere decir que no has entendido el objetivo de estos escritos. Si ahora tienes dudas respecto a lo que podrás o no lograr, te sugiero que recuerdes siempre que todos estos procesos, en la música, en el fútbol, en la ingeniería o en la crianza de ganado, son fundamentalmente piramidales: si el proceso lo empiezan 100, lo terminan 20 y de esos 20, realmente buenos son 10 y de los 10 son excelentes apenas 5 y de los 5 triunfan 2 ó 3. El éxito no está garantizado para nadie y no transformarte en un fenómeno internacional no significa que hayas fracasado. Como tantas actividades del ser humano, el flamenco es para el que puede, no para el que quiere. Si ser un artista famoso, viajar por el mundo dando conciertos y grabar discos memorables fuera tan sencillo como llegar y hacerlo, los flamencos famosos serían cientos de miles en cada país y tú sabes que eso no es así.

Lo dije al principio: muchas veces he escuchado a jóvenes que querían dedicar su vida a esto y con justo derecho soñaban con alcanzar objetivos muy importantes, pero no se habían detenido ni un solo minuto a pensar en muchas cosas que inciden en el logro de tales objetivos, en los inconvenientes, en lo que sería necesario saber, en tantos parámetros que influyen y determinan el resultado de la gestión, desde más allá de las horas de estudio de la guitarra. A los que son mis alumnos siempre les he explicado todo esto, pero esta vez me pareció que podría aportar algo compartiendo, con quienes no lo son y quieran leer estos tres artículos, aquello que yo he aprendido durante cerca de 30 años trabajando en el flamenco, creciendo y viendo crecer a otros.

Si te sirve, me doy por contento. Si piensas que no te sirve, olvídalo, pero ojala nada te lo recuerde.

Sé fuerte, amigo, yo sé que es difícil pero si no estás dispuesto a pararte muchas veces, sacudirte el polvo y seguir caminando, entonces tal vez tu futuro no esté en esta profesión.

Carlos Ledermann

27 agosto 2006

"¿Quieres dedicarte a esto?" 2ª Parte

Les recuerdo que estos artículos están escritos como una invitación a reflexionar a las personas que tienen el proyecto de dedicarse a la guitarra flamenca en calidad de solistas, quieren ofrecer conciertos en ese formato, quieren grabar discos y viajar por el mundo como resultado del éxito de esos conciertos y discos y no a aquellos cuyo proyecto de vida se basa en el arte del acompañamiento, pues para ese formato los parámetros son otros y ya no dependen solo de la propia gestión o de los propios y personales lineamientos. La intención no es, ni de lejos, disuadir a nadie, sino advertir que antes de tomar la decisión, es bueno saber algunas cosas, nada más.

En Latinoamérica, un buen número de los guitarristas de flamenco hace su trabajo en el mundo de los pub y restaurantes: como todo trabajo, ese es muy digno y hay gente talentosa, pero de ahí no se salta ni fácil ni directamente al escenario grande ¿porqué? porque los periodistas van a un pub a tomarse un trago o a un restaurante a comer, no a trabajar, y a los directores de los grandes escenarios, que a pubs y restaurantes van a lo mismo que los periodistas -y no a buscar artistas para sus temporadas de conciertos- lo que les interesa es en qué otros escenarios importantes has tocado antes. Puede que en el ámbito de la canción popular esto no sea exactamente así, pero en el de los conciertos y escenarios de conciertos, si tu trayectoria está hecha a base de pubs y restaurantes, tus posibilidades son bastante menores.

Puede haber casos excepcionales, pero no es cuestión de llegar a un teatro y decir “oiga, llegué y quiero tocar aquí” y preguntar qué fechas te pueden ofrecer porque tú eres tú y tocas muy bien, así no funciona esto: a los escenarios importantes se llega por méritos anteriores y no por simple y caprichosa elección personal. Cierto es que también puedes llegar como parte de la compañía de otra persona, pero en ese caso te llevaron, no llegaste ahí por tu prestigio, sino por el de la otra persona y de no ser por esa persona ya veremos si habrías tocado en ese escenario tú solo. Hay muchos que gustan de decir que tocaron en tal o cual teatro, pero no te dicen que solo hicieron un par de temas en un espectáculo de esa otra persona.

No sé si lo sabes, pero te lo cuento: si tú pagas lo que cuesta un escenario importante, el Carnegie Hall te asigna una de sus salas, porque de paso te cuento también que eso no es solo una sala sino tres con distinto aforo y nivel de importancia. Entonces, mucha gente pone en su reseña biográfica que ha actuado en el Carnegie Hall y efectivamente lo ha hecho, pero ¿en cuál de las salas y en qué condiciones? ¿el Carnegie Hall lo buscó para contratarlo o la sala en que tocó fue alquilada? Muchos sellos discográficos y agencias de artistas lo hacen para potenciar el currículum de alguien que les interesa colocar en el mercado, ya que el solo nombre del Carnegie Hall viste de noche cualquier reseña biográfica, pero hablemos en serio: ¿tú tienes quién haga eso por ti?

Hay otro tema que no debe ser ignorado y es el de la edad: si quieres hacer una carrera artística, tendrás que elaborar una propuesta de verdad interesante con objetivos y plazos muy claros: hoy por hoy, nadie despunta después de los 30 años y si no hiciste algo importante antes de eso, las posibilidades de hacerlo después son bastante reducidas. ¿Qué es importante? Haber tocado en lugares de prestigio, haber dado muchos conciertos en instituciones culturales, universidades, auditorios, teatros y temporadas de conciertos donde haya cobertura de prensa y ojala un crítico que escriba algo sobre ti, idealmente algo bueno. Y tendrás que haber viajado lo tuyo, porque el problema es que con un par de conciertos ya saturaste el mercado que una ciudad puede ofrecerte y al tercero lo más probable es que vaya muy poco público. Sí, de acuerdo: a Paco o a Vicente eso no les sucede y más bien les ocurre lo contrario y deben quedarse para agregar conciertos a los programados, pero ellos son ellos y tú no estás en ese nivel.

Entonces, para viajar por tu país tendrás que saber hacer muchas cosas además de tocar tu guitarra. Para empezar, un muy buen dossier de presentación con todos tus antecedentes artísticos. Y tú ¿sabes preparar un dossier con tu currículum artístico? En ese dossier ¿vas a decir la verdad o vas a tratar de impresionar y te vas a inventar viajes que no has hecho, conciertos en teatros que ni siquiera conoces, cursos con profesores a los que no conoces, actuaciones con gente que no te conoce a ti, discos que nunca grabaste y premios que jamás ganaste? No, no es broma, yo conozco a varios que han hecho eso y no una vez.

El punto es ¿con qué elementos de prueba vas a respaldar lo que dices haber hecho? Porque si afirmas haber tocado en tal parte, lo menos que te puedo pedir es el programa de concierto que allí se edita para los asistentes. Si dices haber tomado un curso con tal personaje, supongo que al menos tendrás un certificado que adjuntar; si afirmas haber tocado con tal o cual artista de renombre ¿cómo es que no tienes ni siquiera una foto con él? Y si aseguras haber ganado tal premio, si no puedes mostrármelo, supongo que habrá una foto al momento de recibirlo. Por favor, Siempre habrá quien te lo crea, pero lo mejor no es mentir.

Y con los discos ocurre lo mismo: con los software que existen hoy en día, en mi casa me puedo grabar 200 discos diferentes, y con otros software diseño las 200 carátulas diferentes, pero si no son oficiales, es decir si no fueron financiados por un sello, por una entidad o por un fondo concursable y solo los vendo yo, en mi casa, entonces como cosa de público acceso esos discos no existen, no han tenido criticas buenas ni malas, no han tenido un solo reportaje en prensa por breve que fuera, entonces decir de manera arrogante que tú has grabado muchos discos, sin agregar en mi casa, significa que estás jugando a ser un grande, pero en realidad estás muy lejos de serlo y en el mercado discográfico sencillamente no existes.

Puedes hacer una producción propia, es cierto, pero si no te la ponen en disquerías, si nunca te tocan siquiera un tema en una radio, o se comentan en una revista especializada, solo te queda como mercado el traspaso de una a otra persona, eso siempre ha funcionado y ese mercado es fuerte, pero como elemento para potenciar un currículum, esos discos siguen no existiendo.

Pero estamos hablando de viajar. ¿Tú sabes lo que hay que saber para organizar un viaje de concierto, aunque solo se trate de un concierto? ¿manejas la logística de un viaje de concierto para saber por dónde empezar la gestión y cuales son los puntos prioritarios? ¿un manager…? Ojala consigas uno que quiera trabajar con un principiante que, precisamente por serlo, no está en condiciones de cobrar una cantidad de la que ese manager saque un porcentaje mínimamente atractivo para él.

Viajar tocando como parte de un elenco es muy fácil porque los trámites los hacen otros y la experiencia en organización la tienen otros y hasta el miedo escénico es compartido, pero organizar y hacer una gira de conciertos por varias ciudades tocando como solista es algo que no cualquiera hace y mucho menos en Latinoamérica.

Por esta semana, solo te diré algo más: a mi modesto entender, una carrera exitosa se hace aprovechando de manera total cada oportunidad que se presente: si te invitaron, por ejemplo, a un festival de guitarra o a una temporada de conciertos de verano, tienes que hacer tu trabajo tan bien como seas física y mentalmente capaz, para que te vuelvan a invitar. Si esa segunda invitación nunca llega, ponte a revisar en qué fallaste y no le eches la culpa a una uña, al pegamento, que las luces, que las cuerdas, que la cejilla, que el sonido: una mala noche, la tiene cualquiera pero cuando es bueno en lo suyo los demás lo perciben, aunque los factores externos hayan estado en su contra.

La próxima semana, la tercera parte y final.

Carlos Ledermann

20 agosto 2006

¿Quieres dedicarte a esto? 1ª Parte

Me ha tocado muchas veces, en tantos años dedicado al flamenco tocando y enseñando, escuchar a jóvenes estudiantes de guitarra o de baile, decir que esto es su vida y a esto quier[Image]en dedicarse. El proyecto es hacerse profesionales, hacer giras de conciertos, grabar discos y recorrer el mundo con el estuche de la guitarra a la espalda (antes había que decir en la mano). En más de una ocasión quien me ha contado que no sabe si dedicarse a esto o seguir la carrera universitaria que estaba cursando paralelamente con los estudio de guitarra había superado holgadamente la mitad de la duración media de una muy buena carrera y no he olvidado nunca que uno de ellos estaba en cuarto año de medicina. Es verdad que esta situación siempre –o casi siempre- la plantean los más jóvenes, los que aún no han terminado el colegio y ven en el flamenco una alternativa de vida tan válida como estudiar agronomía o mecánica automotriz. Y lo es de hecho, pero siempre que concurra una larga serie de situaciones que no son fáciles de generar y que los jóvenes habitualmente ignoran por completo. Esto es normal: si ves jugar a Roger Federer, crees que jugar tenis es así de sencillo y es cosa de comprar una buena raqueta y estas listo para empezar a mirar maletas en las tiendas, para ver cuál te convendrá más cuando empieces a viajar por el circuito ATP. Si ves tocar el piano a Chick Corea, te parece que es solo cuestión de tener el piano en casa y ponerse a tocar porque si él lo hace ¿porqué tú no? Y si ves a Vicente Amigo tocar “Callejón de la Luna” con la naturalidad pasmosa con que él lo hace, te parece que tú también lo puedes hacer. Ese es el riesgo de no dar una lectura adecuada a la aparente facilidad con que los GRANDES de cualquier especialidad hacen sus cosas: hecho por ellos, todo parece fácil. Pero echemos una breve mirada a la cruda realidad: lo primero que tiene que suceder para que tú, estudiante de guitarra flamenca, te transformes primero en un artista de primer nivel nacional es que estudies tanto, que tu manera de tocar sea no solo impecable, sino también asombrosa. Solo de ese modo puedes aspirar a ser diferente y a sobresalir de la media. Tu manera de estudiar las lecciones que te den tiene que ser absolutamente detallista, sin perdonarte a ti mismo el menor detalle y asumiendo como normales exclusivamente esos errores que ya no eres físicamente capaz de corregir.



Lo segundo que tiene que ocurrir, es que aún cuando te des cuenta de que eres mejor que la media, asumas esa situación como resultado de un buen trabajo y no le abras la puerta a la arrogancia ni un miserable centímetro.


Lo tercero, que cuando tengas que dar un examen, o cuando tengas que tocar delante de terceros, sean estos parientes o desconocidos, los nervios no te traicionen y malogren tu perfomance llenándola de errores y hasta tengas que parar o repetir pasajes.


Lo cuarto, que conforme vayas superando etapas seas capaz de darte cuenta de que no sabes nada y todo está por aprender. Los “enteraos” que creen saberlo todo y hasta se creen en condiciones de alternar de tú a tú con los que están por sobre ellos, son lejos los peores.


Lo quinto que tiene que suceder, es que adquieras un nivel suficientemente notable como para que tu profesor te elija para tocar en unos cuantos lugares, una muestra de alumnos, una graduación de tu colegio, un encuentro de arte joven o eventos similares. Ganarte la confianza y el respeto de tu profesor tiene que ser tu primer gran logro. De ahí en adelante, cuando termines los estudios regulares, tendrás que enfrentar una larga serie de realidades que hasta ese momento desconoces por completo y por lo mismo crees que estás en camino de transformarte en un profesional, legítimamente lleno de proyectos e ilusiones, pero descolgado de ciertos vericuetos que hay que conocer y recorrer con éxito para recién empezar una carrera artística con medianas proyecciones. ¿Quieres y te sientes en condiciones de grabar un disco? Bien, aquí surgen algunas preguntas como por ejemplo:


¿Qué vas a grabar?


¿Qué has compuesto tú como para tener una propuesta personal interesante?


¿Conoces el medio discográfico de tu país y cómo funciona?


¿Qué te hace pensar que a un sello discográfico le ha de interesar invertir dinero en alguien a quien nadie conoce y que pretende grabar una música que sigue siendo gusto de un grupo muy reducido de personas?


¿No crees que además ese sello preferiría a un español para grabar un disco de guitarra flamenca?


¿Porqué habrían de creer en el sello que tú, que no lo eres, puedes hacer música flamenca que se pueda vender para recuperar lo invertido en producir tu disco?


¿Sabes lo que cuesta monetariamente la cantidad de horas de estudio de grabación que vas a necesitar para grabar tu disco?


¿Quién te va a diseñar la portada?


¿Cuántas copias pretendes hacer?


¿Sabes cuánto vale esa cantidad de copias?


¿Tu papá está en condiciones de financiar eso?


En realidad ¿quiere él pagar eso?


¿Cómo vas a hacer la distribución de tu disco?


¿Cómo vas a hacer la promoción de tu disco?


¿Sabes cuánto cuesta eso, cómo se hace y dónde se hace?


Prosigamos. También quieres dar conciertos. Lo más probable es que quieras tocar en los mismos escenarios en que has visto tocar a los que llevan más tiempo que tú, porque como además piensas que tocas mejor que ellos ¿porqué no te van a abrir las puertas de esos escenarios? Perfecto: lo primero que vas a tener que hacer es convencer a la o las personas encargadas de programación de esos escenarios, de que tú tienes los méritos para estar allí y eso no va a ser nada sencillo, porque lo primero que te van a preguntar es quién eres tú, dónde has tocado antes y cuál es tu trayectoria previa, porque algo sí hay que debo advertirte: nadie aparece de la nada y se sube a un escenario importante simplemente porque piensa que lo puede hacer. Los escenarios importantes lo son por las personas que han pasado por él, no porque sean bonitos y tengan bonita iluminación. En otras palabras, mientras más notables sean los artistas que han pasado por un determinado escenario, más difícil va a ser que lo haga alguien que no está a la altura de esos predecesores. Hay casos, claro, en que el poder económico de los padres les permite arrendar un teatro para que un joven toque, pero esa es en sí misma una situación anormal que no debe llevarlo a cometer el error de creer que tocó allí porque es un fenómeno: su padre pagó para que le dejaran tocar allí, pero la verdad es que nadie de esa institución lo llamó para invitarle a tocar o para contratarlo, o sea que, en estricto rigor, a ese joven no lo buscaron.


Vuelvo a ti, que estás leyendo este artículo. Además de todo lo anterior, los encargados de programación van a querer leer recortes de prensa en que aparezcas tú, por una razón muy sencilla: si no tienes recortes de prensa, es porque no has salido en la prensa y si no has salido en la prensa, lo más probable es que seas un chico simpático y emprendedor que toca bien la guitarra, pero en concreto y para efectos de contratos para temporadas de conciertos, sigues no siendo nadie. Sé que esto te puede parecer un poco sanguinario, pero no lo estoy haciendo con mala intención, sino con el propósito de que frente a la duda vital que supone decidir entre dedicarse a esto o no hacerlo, al menos te hagas una idea de todo lo que hay que saber y pensar antes de tomar tan trascendental decisión.


En otro momento prosigo.






Carlos Ledermann

19 junio 2006

Aprendiendo a oscuras

Cuando sacamos la guitarra del estuche para estudiar, por lo general ya sabemos lo que vamos a hacer, lo que vamos a tocar, o si vamos a trabajar en la composición de una pieza. Si la idea es trabajar la técnica, haremos diversos ejercicios destinados a aspectos en particular que necesitamos reforzar o perfeccionar. Pero hay otras actividades que deberíamos hacer, orientadas a afinar nuestra relación con el instrumento y que en general veo que muy pocos guitarristas desarrollan y que tienen que ver, por ejemplo, con la mecánica de la pulsación en las dos familias de cuerdas que hay en la guitarra: las primas y las bordonas. Es evidente que pulsar la segunda cuerda no tiene relación de fuerza e intención con pulsar la quinta, ya que ambas requieren de dinámica muy diferente. Cuando hacemos un ejercicio de picado, es aconsejable reparar conscientemente en estas diferencias y asumirlas como una dificultad más que superar.
Pero tal vez uno de los ejercicios más alucinantes sea el que consiste en trabajar completamente a oscuras, ya que al quedar privados de las dimensiones y las relaciones tiempo-espacio, que dependen de la vista, estamos a merced de la memoria y de nuestra propia motricidad fina. Es lo que un amigo define como “la memoria de los dedos”. Si queremos saber hasta qué punto dominamos un ejercicio o una falseta, es bueno tocar a oscuras. Pero también es bueno a oscuras tomar la guitarra, desprenderse de todo concepto técnico y estético y empezar a producir notas de manera aleatoria, donde los dedos vayan cayendo lo más al azar posible. Evitar el apuro, que de eso no se trata en absoluto, sino de hacerlo muy pausadamente, solo negras (ojalá blancas) y en tiempo lento, pero escuchando con total atención la nota producida, su color, su textura, su timbre y su intención, es decir, abandonarse al acto de producir sonidos e ir analizando todos estos puntos cada vez que se produce uno nuevo. Es verdad que si hay un dedo puesto y otro pulsando, algo va a sonar, pero ¿cómo va a sonar? ¿cómo queremos que suene? ¿cómo nos gustaría que suene? ¿es así como sonamos en realidad o este sonido es solo el que estamos produciendo aquí y ahora?
El tema del sonido es complejo, qué duda cabe, pero no hay que desatenderlo y este ejercicio a oscuras arroja muchas respuestas a nuestras interrogantes debido a que no estamos tocando nada en particular, no estamos pendientes de una línea melódica definida ni de un entramado armónico, no estamos tratando de tocar una falseta o una pieza concreta y de sonar como suena en el disco del que la sacamos, no estamos tratando de ser veloces ni de impresionar a nadie: sencillamente estamos produciendo sonidos, pero más concretamente estamos a solas y a oscuras con nosotros mismos y estamos escuchando nuestros propios sonidos. Este ejercicio sirve también para calibrar milimétricamente nuestros movimientos, para averiguar si cuando estamos privados de la visión la simultaneidad de los movimientos de los dedos de ambas manos es la misma que cuando podemos ver lo que hacemos. Privados de la visión, nos queda la posibilidad de escuchar con mayor atención lo que suena, sentir cómo se va apagando una nota, evaluar entre las correctas y las defectuosas porque a oscuras se cometen errores con mayor facilidad, y sobre todo queda abierta la posibilidad real de conocer mejor la voz de nuestra guitarra, su verdadera identidad sonora, la calidad y potencia de sus armónicos e identificar las notas que menos los producen. En una guitarra convencional, no todas las notas producen el mismo tipo y la misma calidad de armónicos, y no estoy hablando de esos armónicos que uno hace poniendo apenas un dedo sobre la cuerda, sino de los armónicos naturales que el instrumento puede producir en cada nota bien ejecutada. En fin, que privados de la visión, el abrazo que damos a nuestra guitarra adquiere otra dimensión mucho más sensual y cálida y hasta podemos percibir cosas que a plena luz no percibíamos porque había mucho que ver y eso distraía la mente y la atención.
Hay muchísimos buenos guitarristas que ejecutan con una soltura técnica impresionante, frasean con fluidez y con lógica, interpretan con intención y con musicalidad, pero su sonido no es de buena calidad, no se han preocupado del tema como un entendido se preocupa de las características de un buen vino y esto se parece a aquello en alguna medida: en ambos elementos hay una textura, hay un color, hay un cuerpo. Y si a un buen vino agregamos un buen sonido...
Con frecuencia veo a los estudiantes de guitarra tocar sin mirar lo que hacen y en lugar de eso, fijar la vista en un horizonte imaginario e invisible, o simplemente pasear la mirada por el entorno, como si en lugar de tocar la guitarra estuvieran allí para hacer un catastro de lo que hay en las paredes. Hecha la observación, algunos dicen que así tocan mejor, que si miran las cuerdas se confunden y conocí a uno que se mareaba, pero lo cierto es que, en lo muy personal, yo no he visto a ningún gran guitarrista, de la corriente o estilo que fuera, tocar sin poner atención a sus dedos, lo mismo que no he visto a ningún gran pianista tocar Rachmaninov sin mirar el teclado. Por favor, puede que haya de unos y de otros y que yo no los haya visto no significa que eso no sea posible, pero de lo que sí he visto puedo deducir que mirando lo que se hace las cosas van a mejor, porque ¿cómo voy a concentrarme realmente si estoy permitiendo que lo que veo interfiera en la atención que necesito dispensar al instrumento que toco y a la mecánica con que lo toco?
Los ejercicios a oscuras de los que hablo, no van a resultar más fáciles a los que tienen la costumbre de no mirar lo que hacen y casi puedo asegurar que se van a sentir más desconcertados y extraviados puesto que a oscuras no van a tener dónde posar la mirada o por qué pared pasearlos y se van a ver enfrentados de pronto a una situación no solo desconocida sino también algo invalidante.
Por último, no es mala idea dedicar parte del proceso creativo al trabajo a oscuras, ya que en esas condiciones lo único que queda por hacer es escuchar en lugar de oír, que no es lo mismo, y por lo tanto, las relaciones armónicas y las estructuras melódicas se percibirán y se establecerán con mucho mayor claridad. De hecho, muchas personas colocan un disco en su equipo y no lo escuchan realmente: hablan mientras la música suena, hacen otras cosas, salen de la habitación, vuelven a entrar, se distraen y en realidad solo oyeron el disco, pero no lo escucharon y en esas condiciones no es posible tener un buen nivel de apreciación musical y mucho menos una opinión valedera sobre nada. De verdad merece la pena hacer la prueba de escuchar música concentradamente y a oscuras, porque será una experiencia mucho más intensa y artísticamente provechosa en todo sentido. Y si lo que escuchas a oscuras es tu propio sonido, el de tu propia música, te aseguro que aprenderás mucho, incluso de ti mismo.
Te invito a hacer la prueba.
Carlos Ledermann

04 junio 2006

El mercado de los discos

En los tiempos que corren, estamos viendo algo que hace 30 años atrás era impensable: la aparición casi mensual de discos de guitarra flamenca. Las generaciones más jóvenes posiblemente no lo sepan, pero hace 30 años la publicación de un disco de guitarra era un verdadero suceso. Los aficionados esperábamos con impaciencia que saliera al mercado algún disco nuevo y como entonces no existía Internet, los de fuera de España nos veníamos a enterar muchísimo tiempo después y casi siempre no por la prensa sino porque los traía otro aficionado que había andado por allí. Por supuesto, lo que llegaba era lo de Paco de Lucía o lo de Sabicas, este último favorecido por la capacidad incuestionable del mercado norteamericano para difundir sus productos. Muy de tarde en tarde aparecía por acá algo de Serranito o de Manolo Sanlúcar y con mucha suerte, algún disco de Andrés Batista o Paco Peña, todo, por supuesto, en formato vinilo de 33 1/3, el entonces llamado “long play”, el mismo que ahora puede alcanzar precios insólitos. Y estos nombres que menciono, eran nuestros referentes, no había más.
Hoy, en cambio, se graba guitarra flamenca de manera tan abundante que hasta nos encontramos con nombres que hasta ayer nos eran desconocidos y para saber qué ofrece el mercado es cuestión de navegar un rato en Internet, entrar a las páginas de las grandes tiendas de flamenco o estar suscrito a sus boletines y ya tenemos noticias absolutamente frescas incluyendo anuncios de “lo que va a salir”. Por lo tanto, estamos plenamente actualizados en materia de oferta.
Sin embargo, a la hora del balance nos encontramos con que pareciera haber un idioma establecido, una suerte de patrón que nadie en particular impuso ni escribió ante notario pero que está ahí como ente regulador y casi como árbitro, según el cual la inmensa mayoría de los discos, ergo de los guitarristas, suenan demasiado parecidos unos a otros y el factor novedad se ha replegado a la espera de que alguien descubra, a lo mejor en el patio de su casa, la fuente de la originalidad. Para los buenos aficionados, los conocedores, no es difícil hoy en día adivinar cómo va a sonar un disco nuevo: basta echar una leída a los créditos, examinar la lista de colaboradores y ya tendrán una aproximación a los hechos aún antes de escuchar el disco, porque independientemente de la propuesta de cada cual, que siempre tratará de ser personal, si en un disco está, por ejemplo, Jorge Pardo o Carles Benavent, ya sabemos que el tema en que ellos participen va a sonar a Paco + sexteto, sencillamente porque Jorge Pardo y Carles Benavent, dos músicos sensacionales, eran parte demasiado importante del sonido de aquella memorable agrupación que acompañaba a Paco de Lucía. Pero claro, grabar con dos músicos -o incluso uno solo- del sexteto de Paco de Lucía es algo que viste de noche a cualquier disco y qué decir de aquellos privilegiados en que el propio Paco ha intervenido en algún tema : el disco y el autor del disco han recibido algo así como la bendición papal, pero no desde la ventana en la Plaza de San Pedro, sino directa y personalmente, óleo e incienso incluidos.
Si en muchos discos están los mismos colaboradores, irremediablemente habrá similitud porque a los colaboradores no se les busca solo por amistad, por admiración o por conveniencia, sino por su talento y por lo que aportan y evidentemente van a aportar lo que tienen, lo que les ha hecho conocidos, no otra cosa y difícilmente los colaboradores van a poner en tu disco algo nuevo u original incluso para ellos mismos. De hecho, no creo que la Filarmónica de Berlín quiera el sonido de Jorge Pardo en su sección flautas, porque lo de Jorge Pardo no es la música que toca esa orquesta.
Por su parte, salvo unas pocas excepciones, los guitarristas pueden decir en las entrevistas que “no quieren parecerse a Paco” o que “han escuchado mucho a Montoya, Ricardo y Sabicas para beber de las fuentes” o que “son cantaores frustrados” (vaya slogan: si Paco nunca hubiera dicho eso, no sé si habría tanta “frustración”) pero resulta que, primero, siguen haciendo todo lo posible por parecerse a Paco; segundo: no se ve ni siquiera de lejos dónde están las influencias de Montoya, Ricardo y Sabicas porque si bebieron de esas fuentes, algo se habrán mojado con esas aguas y si así fue, parece que el secado fue rapidísimo; y tercero, cuando vemos tanta preocupación por la armonía, tanto acorde con agregadas, tanto jazz y tanto bossa nova, lo que estamos viendo es una suerte de acompañamiento a algo y en tal caso, no digan que son cantaores frustrados, porque eso suena muy bonito y al decirlo están poniéndose el hábito de la orden del papa Paco “El Grande” pero lo cierto es que aquél que de verdad lleva dentro un cantaor que no fue, lo que lleva fundamentalmente es melodía, no armonía y por una razón más que obvia : la voz humana, instrumento monódico por naturaleza, solo puede expresar líneas melódicas, jamás intrincados esquemas armónicos.
Por otra parte, muchos de los temas que encontramos en los discos que están apareciendo estos últimos meses o años, tienen la característica de que son reuniones de ideas, cuando no de falsetas, pero rara vez hay en ellos un hilo conductor que realmente los transforme en temas, en obras acabadas. El gran guitarrista Miguel Ángel Cortes, dice en una entrevista reciente que las falsetas ya no se llevan, que todo es música de principio a fin y tiene razón: todo es música de principio a fin, incluso si lleva falsetas, pero si tú que estás leyendo este post no me estás entendiendo, te pido que escuches cualquier tema de cualquier disco de Paco “El Grande”, cualquier tema de cualquier disco de Manolo Sanlúcar, cualquiera de Serranito, cualquiera de Vicente Amigo o cualquiera de Rafael Riqueni, por citar solo al papa y cuatro cardenales, y te pido también que pongas atención a la estructura de sus mejores temas y verás que no son simples reuniones ni de falsetas ni de ideas musicales, sino obras pensadas y redactadas de principio a fin con una coherencia melódica total ¿o a tí “Puerta del Príncipe” o “Monasterio de Sal” te parecen un simple pespunteado de falsetas?
Por otra parte, sabemos que no es sencillo dejar el rol de acompañante del cante para asumir el de concertista y eso queda en evidencia muchas veces cuando un buen guitarrista de acompañamiento saca, por fin, el esperado disco como solista y entonces nos encontramos con falsetas o ideas en extremo cortas y sin desarrollo. En el ámbito del acompañamiento, las falsetas han de ser siempre breves, eso está claro, pero para desarrollar un motivo musical hay que olvidarse de eso y hay que asumir que se está queriendo acceder a un plano de libertad en el que ya es necesario tener otras capacidades bastante más caras y complejas. No te voy a dar nombres, porque aquí no se trata de personalizar el asunto, pero tengo discos de más de un acompañante excelente que aspiró a solista y ocurre que sus falsetas más complejas no superan los dos compases, es decir, quiere ser solista pero se sigue comportando como acompañante porque no sabe desarrollar una idea y cuidado, que suelen tener ideas estupendas, pero quedan ahí, encerradas en dos compases, por una simple razón : ser un gran guitarrista no es lo mismo que ser un gran músico y para ser solista, perdóname, hay que ser, ante todo, un buen músico. Y todo aquél que en realidad es un gran guitarrista pero no es un gran músico, acaba poblando su disco de temas con cante, porque eso es lo que en realidad sabe hacer y lo otro le queda grande.
Seguimos, entonces, a la espera de lo verdaderamente novedoso, lo que no se parezca mucho a nada ni a nadie, lo que nos refresque, lo que nos asombre, lo que nos alegre, lo que nos saque el “olé” espontáneo, lo que nos haga tocar palmas de puro gustito, lo que queramos escuchar muchas veces antes de sepultarlo en la repisa, ese cementerio doméstico donde hemos de seguir acudiendo para exhumar una y otra vez a los que todavía nos sorprenden con lo que hicieron hace años.
Para terminar, permíteme contarte que ésa y no otra es la razón por la que, salvo un par de excepciones, en
www.jondoweb.com comento discos de guitarra flamenca aparecidos hace años pues siguen teniendo una vigencia y una capacidad de sorpresa que hoy, y esto es muy personal, veo un poco perdida y no porque, como algunos dicen, el flamenco esté enfermo, se esté perdiendo o se esté desvirtuando, para nada, todo lo contrario: el flamenco está muy fuerte, muy vigoroso y cada día más saludable y poblado de gente fantástica. El punto, me parece, es que la sombra de “El Grande”, el influjo de su música y de su propia imagen es tan fuerte, que hoy por hoy un disco de guitarra sin picados pavorosos o sin alzapúas demoledores no solo es raro, sino menospreciado por muchos y además hay que vender y además hay que demostrar que se es uno de los que se comen la guitarra, entonces venga bulerías, rumbas, tangos, algo con cante y más bulerías, más tangos, otra rumbita y si queda espacio, un toque por soleá, pero todo tocado a la manera del que sabemos, ojalá con agrupaciones acompañantes numerosas y casi nada de verdadero toque solista y para colmo, con ideas demasiado parecidas a todo lo demás que hay en el mercado y luego, en la entrevista de rigor, decir que se estuvo haciendo el disco por catorce meses. Que me disculpen quienes no compartan esta impresión, pero estar trabajando catorce meses para salir con un disco que es más de lo mismo, simplemente no se justifica, porque será muy importante la calidad del sonido, la mezcla y todo eso, pero lo verdaderamente importante es la singularidad de lo que se propone, el qué se dice, el qué se compone, el qué se transmite, no el qué dirán.
Carlos Ledermann

28 mayo 2006

RITO Y GEOGRAFÍA DEL TOQUE

Esta serie de vídeos, ahora DVD, producidos por Alga Editores en el año 2000, puso a disposición de los aficionados de todo el mundo algunos archivos de guitarra flamenca de la televisión española, que van desde 1964 a 1979. En los diversos programas, conducidos por Fernando Quiñones, podemos encontrar a Pepe Martínez, a Sabicas, a Félix de Utrera, Manuel Morao, Melchor de Marchena, Paco de Lucía, Serranito, Pepe Habichuela, Diego del Gastor, Paco Cepero, Andrés Batista, Enrique de Melchor y Tomatito, entre otros.
Es realmente fascinante poder ver tocando en solitario a estos nombres ilustres de la guitarra flamenca, todos ya bastante maduros y más de uno fallecido. Muy entretenidas son las entrevistas de Fernando Quiñones, que si bien no se basan en preguntas muy profundas en contenido e insisten en pedirle al entrevistado que haga la diferencia entre tocar en solitario o para acompañar el cante -como si no fuera algo absolutamente evidente- nos ponen frente a un Pepe Martínez extremadamente simpático y desenfadado, que responde las preguntas en pijama y con su puro en la boca, a un Paco de Lucía muy tímido y con pocas ganas de hablar, un Paco Cepero que no ha cambiado mucho en cuanto al instinto de exaltación de sí mismo, un Diego del Gastor con el que dan ganas de irse de copas para seguir oyéndole hablar (de geografía, espectacular) un Andrés Batista experimentado y sereno en sus apreciaciones o un Serranito siempre cordial y cercano. El sonido y las cámaras de esos años, incluso cuando algunos espacios aparecen en colores, nos obliga a recordar que la tecnología de grabación no era mucho mejor y los temas de un disco había que grabarlos, por lo general, en tomas completas y nada de pinchazos ni de parches porque el “cortar-pegar” no era ni siquiera un sueño todavía. Vaya si había que ser buen guitarrista y estar muy bien preparado para trabajar así. Hoy, cuando vemos este material o cuando escuchamos los discos de esa época y con mayor razón anteriores a ella, nos olvidamos -si es que lo sabemos- de cómo se hacían las cosas y con cuánto esfuerzo. Tenerlo en cuenta, es valorar aún más las verdaderas hazañas que hacían los guitarristas cuando grababan un tema “de una sola vez”.
Notable es el contraste entre el toque solista de Melchor de Marchena y el de su hijo Enrique, que todavía muy joven, aparece tocando por soleá con una técnica y una contundencia aplastante, tan notable como lo que Melchor dice respecto a él: “yo no digo que mi hijo es el mejor, pero digo que no hay nadie mejor que él...”
“Rito y geografía del Toque” es un documento magnífico que todo aficionado debería tener en su casa para periódicas revisiones, con el remanente lógico de aprendizaje y crecimiento. Sin embargo hay dos alcances que me parece bueno hacer: el primero, la ausencia de Paco Peña de esta serie documental, supongo que por las mismas razones que está ausente de tantas cosas, pero que se lamenta cuando se piensa en el gran aporte que su participación habría podido significar.
Y el segundo, que por lo general, cuando se hace referencia a esta serie de vídeos o se le promociona, se incluye a Manolo Sanlúcar entre los nombres ilustres y también en los créditos que pasan por la pantalla al comienzo de cada vídeo (ahora DVD), pero según parece , esa presencia no es otra cosa que un anzuelo con buena carnada para quienes no han visto la colección completa y piensan, tal vez, que se van a encontrar con que uno de los programas que rescata la serie estará dedicado a él, pero eso no es así ya que de Manolo Sanlúcar solo se puede ver un tema, favor tomar nota: solo un tema, una fantástica seguiriya titulada “Elegía al Niño Ricardo”, compuesta como homenaje al entonces recién fallecido guitarrista, maestro de toda una generación de grandes tocaores.
Llama la atención, como contrapartida, que hay dos capítulos dedicados a Pepe Habichuela y otros dos a Enrique de Melchor, enormes guitarristas ambos, pero a Sanlúcar solo se le permite un tema, solo unos minutos y nada más. Traigo esto a colación, precisamente cuando este año las jornadas de estudio de la guitarra del XXVI Festival de la Guitarra de Córdoba y concretamente el apartado que lleva por título “Nombres Propios de la Guitarra”, estará dedicado a Manolo Sanlúcar. Anteriormente, esas jornadas han estado dedicadas a Sabicas, a Leo Brouwer o a Paco de Lucía entre otros.
Vuelvo sobre un concepto escrito anteriormente: tanto Enrique de Melchor como Pepe Habichuela son y han sido dos maravillosos guitarristas y de eso no puede caberle la menor duda a nadie que sepa algo sobre flamenco. Lo que no acierto a entender es con qué criterio se realizó la selección, porque me sigue pareciendo un error haber dedicado dos espacios a Habichuela y otros dos al de Melchor, que con uno para cada uno era suficiente (porque con uno basta para todos los demás) y sin embargo de Manolo Sanlúcar, para mí el músico más completo y mejor preparado de la historia de la guitarra flamenca, solo se haya incluido apenas un tema y nada más. ¿Será que no había más material del gaditano en los archivos de la TVE, al menos entre los años tope del período abarcado por la serie? Definitivamente, no lo creo: he visto apariciones realizadas por Manolo Sanlúcar en esa época, la de la televisión en blanco y negro, y no han sido pocas. De hecho, con las que la misma TVE ha ofrecido con el paso de los años, alcanzaba perfectamente para haberle dedicado el espacio que se merecía. No estoy diciendo, ni por asomo, que siquiera uno solo de los restantes guitarristas que allí aparecen no mereciera estar, de eso nada, por favor, solo que por poco dejan fuera a uno que tenía todos los méritos para tener un espacio completo, con la misma entrevista que Fernando Quiñones hiciera a cada uno de los demás, y por alguna extraña razón, eso no se hizo, lo que, modestamente, me parece erróneo e injusto y más aún cuando a esas alturas Manolo Sanlúcar ya había grabado el volumen 1 de su famosa trilogía “Mundo y Formas de la Guitarra Flamenca”, además de “Recital Flamenco”.
Podría entenderlo si me dijeran que la edición y publicación de este material se hizo en un tiempo en el que aún Manolo Sanlúcar no significaba lo que llegó a significar pocos años más tarde en el ámbito de la guitarra flamenca, pero sucede que se hizo en el año 2000, de manera que a esas alturas ya era el de Manolo un nombre muy importante y sus aportaciones, “Tauromagia” entre ellas, lo ponían claramente en una situación de privilegio, pero alguien no pudo o no quiso verlo de ese modo.
De todas maneras, gracias infinitas a todos los que hicieron posible este documento de valor incalculable.

Carlos Ledermann


21 mayo 2006

Las publicaciones didácticas

Desde hace muchos años venimos recibiendo la noticia de la aparición de numerosos trabajos calificados como didácticos, es decir, relativos a la enseñanza.
Estas publicaciones, que han aparecido primero en libros de partituras, luego en vídeos y hoy ya en CDs y DVDs, constituyen -o deberían constituir- una vía de aprendizaje para todos los que se acercan al flamenco en cualquier parte del mundo, ya que en la propia España son tantas las alternativas de crecimiento que se pueden tomar de manera directa, que sospecho la comercialización de estos productos habrá tenido mucho mejor rentabilidad fuera de la península que al interior de ella.
Ahora bien, en el caso de la guitarra flamenca no todas estas publicaciones son, en estricto rigor, de corte didáctico. No puede serlo un vídeo en que una persona dice enseñar, por ejemplo un estilo flamenco, pero tal enseñanza se reduce a tocar frente a la cámara una falseta a velocidad normal y en seguida hacer lo mismo pero a doble lentitud y ya está, pasamos a otro estilo. No hubo una explicación clara y satisfactoria de las características de ese estilo, de dónde vino, cuáles son sus parámetros armónicos, cuál es su célula rítmica básica y posibles variantes, qué quiere expresar, quienes han sido sus creadores (en el caso de que este dato exista de manera concreta), quienes han sido sus grandes exponentes, cómo se tocaba eso hace 40 años y cómo se toca hoy, y cuales han sido sus derivaciones o sus variaciones con el paso del tiempo. Entonces se genera una situación bastante parecida a la que se da con norme frecuencia cuando uno le pregunta todo esto a un cantaor, porque lo habitual es que en lugar de darnos una descripción real de determinado estilo, si le pedimos que nos explique qué es la soleá (atención: la pregunta es “qué” y no “cómo”, ni “cuál”) la respuesta sea “es esa que dice déjate de aconsejarme/ y dame ayuda si puedes/ que lo demás es matarme” y además la canta, pero quedamos exactamente en el mismo sitio que antes de hacer la pregunta, es decir, seguimos sin saber de la soleá absolutamente nada, excepto la letrita que nos acaban de cantar.
En el caso de las partituras, evidentemente pueden ser muy interesantes para efectos de explorar y descubrir cosas en relación a una pieza que nos había llamado la atención. Si la transcripción es buena y hay un nivel de lectura musical adecuado a las exigencias de la misma, se podrá llegar, con más o menos estudio, a tocar determinada obra con todas sus luces y sombras, pero eso no transforma a nadie en tocaor cabal. La partitura es un papel de dos dimensiones: ancho y alto, y la música flamenca tiene, a mi entender, cerca de diez dimensiones que no pueden ponerse en el papel, y además es un código gráfico, pero no una explicación de nada.
Que ha habido publicaciones que sí tienen un buen contenido didáctico, es verdad y merecen nuestro respeto y nuestro aplauso, pero también es verdad que han sido una minoría. La mayoría, en cambio, quiere vender el producto, cuando no la imagen del “profesor” y resulta evidente que quienes idearon, financiaron y produjeron ese producto, nunca llegaron a pensar y menos a evaluar la verdadera carga “didáctica” del mismo, si es que en realidad la idea hubiera sido proporcionar enseñanza, de lo cual, para ser sincero, abrigo ciertas dudas.
No conozco TODAS las publicaciones didácticas que existen y por lo tanto es más que posible que me esté pasando por alto algunas de mucho valor y si es así –pero si de verdad es así, que me estoy saltando publicaciones realmente aportativas- pido disculpas al o los afectados. Pero sí conozco una muy buena cantidad de lo que hay especialmente en materia de vídeos y DVDs y estoy en condiciones de decir que los trabajos que ha realizado a este respecto mi amigo Oscar Herrero, notable guitarrista flamenco conocido por la inmensa mayoría de ustedes, son los más verdaderamente didácticos que me ha tocado ver.
El trabajo de Oscar partió por enseñar a tomar la guitarra (coger, dirán en otros lugares) y a poner las manos correctamente, a hacer una buena calistenia y a hacer funcionar los dedos. Ha abordado no muchos estilos, pero a los que ha tratado en sus métodos, les ha dedicado libros y vídeos enteros, esto es, muchas horas de trabajo destinadas a que los demás entiendan todo lo que no se ha explicado de manera realmente didáctica nunca antes. Luego nos sorprendió con un trabajo acerca del acompañamiento al cante por soleá, en el que no solo puedes aprender las diversas variantes de la soleá y las formas de acompañamiento, sino que además en determinado momento él desaparece de la escena, deja allí al grupo de personas que colaboran en el trabajo, incluido el cantaor Paco del Pozo, y te ofrece la posibilidad de que tú mismo acompañes a Paco y los demás te den las palmas y percusiones que Oscar Herrero tenía consigo cinco minutos atrás. Ese vídeo trae adjunto un libro en el que puedes ir siguiendo la clase y entendiendo con total claridad lo que se está explicando. Eso sí es algo de verdad DIDÁCTICO. Está claro que con saberte la clase de memoria y acompañar a Paco del Pozo en esa soleá que está en pantalla con total fluidez, no estás listo para ir a ofrecerte para tocarle a Morente, pero sí has aprendido lo que de ninguna manera habrías aprendido en otro vídeo didáctico, donde te mostraron una falseta de soleá a dos velocidades y es todo lo que te ofrecieron.
Más tarde Oscar publicó un trabajo de las mismas características pero ahora sobre las alegrías y así, una tras otra sus publicaciones han ido corrigiendo vacíos que la estrategia de mercado no tenía exactamente interés en llenar. Y dudo mucho que lo tenga ahora: Oscar Herrero fundó su propio sello discográfico y su propia editorial y es desde su torre de donde va sacando y lanzando estos trabajos. Con la editorial ha publicado libros realmente estupendos, que puedes ver en su página web y cuyos títulos y autores no voy a mencionar aquí porque este artículo no es ni pretende ser una propaganda para mi amigo Oscar y sus productos, sino una reflexión destinada a ponerle ojo al tema en sí mismo y si he tomado el ejemplo de Oscar Herrero es porque, sinceramente, considero que si de didáctica del flamenco se trata, él lleva mucha ventaja gracias a su esfuerzo, a su seriedad y su responsabilidad a la hora de denominar como didáctico a un producto.
Conclusión: si vas a comprar material didáctico, primero cerciórate de sus contenidos y si es preciso hazte asesorar por alguien que lleve en esto más tiempo que tú. De ese modo, lo que adquieras te va a servir y no te arrepentirás, a la semana, de haber gastado lo que gastaste, que todos sabemos no habrá sido poco.

Carlos Ledermann

14 mayo 2006

"CALLEJÓN DE LA LUNA"

Este tema, de Vicente Amigo, debe ser hoy por hoy la taranta más famosa en el flamenco a nivel mundial. Los jóvenes que tocan la guitarra flamenca en cualquier país, se esfuerzan por “sacarla” y cual más cual menos, todos tienen en sus dedos algún pasaje del tema y muchísimos lo tienen entero. Son los mismos jóvenes que cuando empezaban, le hincaron el diente a “Entre Dos Aguas” y con la ayuda de algún amigo tocaron esa rumba hasta transformarla en un perfecto “hit” que todo el mundo conoce.
Antes de que apareciera “Callejón de la Luna”, pareciera ser que la taranta más famosa era aquella mezcla de “Aires de Linares” y “Fuente y Caudal” que tocara Paco de Lucía en el inolvidable concierto del Teatro Real, en Febrero de 1975. Por cierto, se han grabado otras tarantas y tarantos memorables en los últimos 30 años, como “Cazorla” de Serranito, el “Taranto del Santo Rostro” de Manolo Sanlúcar, “Profundidades” de Rafael Riqueni, “In memoriam” de Carlos Piñana, “Tío Sabas” de Paco de Lucía y "Buscando Amores" de Manolo Franco, incluida en ese álbum titulado “Aljibe”, que solo llegó a publicarse en cassette y nunca se editó en CD como merecía largamente. Pero lo cierto es que “Callejón de la Luna” es capítulo aparte, desde el momento en que transforma a Vicente Amigo en el único guitarrista flamenco que se ha hecho conocido con una taranta, por favor, que esto es algo inaudito toda vez que la taranta no es exactamente un estilo “oreja”, es decir, una forma musical que pueda ser comprendida fácilmente por el público no iniciado. Paco de Lucía se hizo famoso con una rumba llamada “Entre Dos Aguas”, Manolo Sanlúcar saltó a la fama con otra rumba titulada “Caballo Negro” y Víctor Monge “Serranito” lo hizo con su versión de un tema del folclore paraguayo llamado “Pájaro Campana”. Cada guitarrista en el flamenco ha tenido su punta de lanza en temas diferentes y ahí está, por ejemplo, El Viejín, cuyo tema más popular parece seguir siendo la minera “A mi hijo Jonatan”, pero El Viejín, con todo lo buen guitarrista que es, solo ha grabado un disco y no es internacionalmente famoso como Vicente.
Ahora bien, fuera ya de lo anecdótico y singular que pueda resultar esto de hacerse popular con un toque por taranta y lo interesante que es el hecho de que “Callejón de la Luna”, bien o mal tocado, puede escucharse en tantos rincones del mundo, cabría preguntarse qué saben acerca de las tarantas y los estilos mineros todos los jóvenes que abordan la compleja empresa de arrancarle al disco la taranta de Vicente y meterla, a veces un poco a la fuerza, en sus propias guitarras. Sospecho que en muchos casos, y hasta me atrevería a decir que en mucho más de la mitad más uno de los casos, lo que interesa es tocar ese tema por bonito, por famoso y porque es de Vicente, que a no dudarlo es hoy el verdadero ídolo de los guitarristas de flamenco nacidos después de los años ’70 en cualquier parte del mundo, pero esa música, esa ordenación de sonidos, sigue siendo una taranta. De alguna manera me parece que es algo muy similar a lo que suele suceder en el mundo de la “guitarra clásica”, incluso tratándose de guitarristas bastante ilustres, cuando abordan la “Danza del Molinero” de Manuel de Falla: debajo del título, hay o debiera haber siempre, una palabra mágica que es “farruca”. Me parece que con mucha frecuencia no se le otorga a esa palabra la importancia necesaria como para buscar su significado y revisar qué es una farruca y cómo se relaciona eso con la pieza de Falla, en beneficio de una mejor interpretación y, sobre todo, de evitar la españolada casi caricaturesca que resulta de las versiones de algunos grandes intérpretes que parecen creer que con tocarla fuerte y rápido ya se ha dado en el clavo y se ha logrado una interpretación “españolísima”.
Para tocar algo con propiedad, o con la mayor posible, es preciso saber de qué se está hablando y si el tema no es propio, saber de qué estaba hablando el que lo compuso, saber qué quiere transmitir y reflejar un toque por taranta (porque el cante cuenta con el recurso de la palabra y por lo tanto es más directo como mensaje), ojalá haber escuchado muchas otras tarantas hasta haberse formado una opinión propia respecto a su profundidad, al color de su armonía y a la probabilidad real de que la guitarra pueda, por sí sola, hacernos sentir lo que el cante por taranta puede transmitir. Obviamente, también es aconsejable para todo guitarrista escuchar todo el cante por tarantas que sea posible y ojalá ver todo el baile posible. Tal vez, alcanzado un cierto nivel de conocimiento del estilo, hasta podría suceder que un guitarrista que tocaba “Callejón de la Luna” exactamente igual que Vicente, nota por nota y frase por frase, descubra que él mismo podría crear una versión personal de ese tema diciendo nuevas cosas sobre las ya dichas. Después de todo, en eso consiste el arte de “versionar” un determinado tema: cuando Elvis Presley decidió cantar “Yesterday”, no pensó jamás hacerlo a la misma velocidad, con los mismos giros melódicos, en el mismo tono y copiando con calco lo que había grabado Paul Mc Cartney, porque eso no habría tenido sentido alguno tratándose de artistas de ese nivel, y lo mismo pasó cuando Miles Davis metió “Yesterday” en su trompeta y transformó un tema de 3 minutos en una pieza de 15, fantásticamente personal. De hecho, si se trata de escuchar el “Callejón de la Luna” tocado idénticamente a como Vicente lo grabó, prefiero poner el disco y escuchársela a Vicente que, mientras alguien no haga algo distinto, seguirá siendo el que mejor lo toca.
No se puede negar que hay un gran mérito en llegar a tocar esa taranta correctamente, pero ¿qué es correctamente? ¿tocarla con todas sus notas y ni media más? ¿tocarla con la misma intención que el autor y que dure exactamente lo que dura en el disco? ¿o apuntar nuevos colores, nuevas intenciones y nuevas y personales lecturas de lo que el tema sugiere? No hay duda de que se trata de un tema bellísimo y magistralmente logrado, pero siempre se puede hacer algo más, siempre se puede decir algo aunque sea levemente diferente, porque a fin de cuentas el flamenco es un arte personal, especialmente en la guitarra y en el baile y de eso no hay que olvidarse.
“Callejón de la Luna” es un tema sensacional, porque lo compuso un músico sensacional, y siendo una taranta, hace un rato ha salido ya del sistema solar del flamenco, pero por si alguien no me está entendiendo y no sabe para dónde quiero ir con esto que estoy diciendo, me permitiré sugerir a modo de ejemplo que se escuche la bulería “Almoraima” de Paco de Lucía en su estado original, en el disco que lleva el mismo nombre, y luego se escuche lo que Jorge Pardo hizo con ella en el disco “10 de Paco”, que grabara con Chano Domínguez: está la flauta completamente sola, sin acompañamiento instrumental y armónico alguno, incluso dura la mitad de lo que dura el original y sin embargo sigue siendo inconfundiblemente “Almoraima” y sigue siendo una bulería.
Por ahí, creo, va la cosa.

07 mayo 2006

"ALJIBE" Sinfonía Andaluza de Manolo Sanlúcar



No sé cuánta gente ha escuchado y conoce la obra titulada “ALJIBE” Sinfonía Andaluza de Manolo Sanlúcar, pero tengo la íntima sospecha de que es poca. Manifiesto mi inseguridad ante la popularidad de la sinfonía, porque sé que se publicó en una cantidad limitada de discos, hoy ese disco no está disponible en las tiendas, de hecho no hay una sola que lo tenga siquiera como “descatalogado” pero con la posibilidad de reponerlo en sus escaparates (seguramente porque por ahora tal posibilidad simplemente no existe) y lo cierto es que cuando se habla del maestro Sanlúcar, todos piensan de inmediato en “Tauromagia”, en “Locura de Brisa y Trino”, ahora seguramente en “Medea” que ha sido regrabada no hace mucho, y en trabajos anteriores como “...y regresarte”, la “Fantasía” para guitarra y orquesta o la trilogía “Mundo y Formas de la Guitarra Flamenca”, y otros, porqué no, recuerdan “Sentimiento”, “Candela”, “Azahares” y “Al Viento”.
Lo cierto es que siempre he tenido la sensación de que esta obra monumental ha pasado de alguna manera un poco desapercibida para la afición de todo el mundo, y a ello incluso el propio Manolo contribuye cuando, inexplicablemente, ni siquiera la menciona en el análisis de sus discos que él mismo hace en su página web
www.manolosanlucar.com
Estrenada en Málaga el 20 de Mayo de 1992, con la orquesta dirigida por Enrique García Asensio y la participación en las voces de Charo Manzano y José Mercé, la sinfonía “Aljibe” es una obra de impresionante belleza, que se amolda a los cánones decimonónicos del concepto sinfonía, es decir, trabajo para la orquesta sin instrumento solista protagónico, porque si bien aquí la guitarra del maestro Sanlúcar suena claramente y tiene sus momentos estelares, a la hora del resumen viene a resultar que la guitarra está tratada como uno más de los instrumentos de la formación y no como ocurre en un concierto para guitarra y orquesta, donde el instrumento solista dialoga con la formación orquestal y nunca deja de tener el papel protagónico. El lenguaje instrumental de la colosal partitura, desarrollado íntegramente por el propio Manolo Sanlúcar, se asemeja por momentos al de Joaquín Turina en su idioma un tanto impresionista y tiende a alejarse un poco del de Manuel de Falla, que se percibe en la “Fantasía” para guitarra y orquesta, muy anterior y en el que la orquestación no es de Manolo Sanlúcar y que todos los guitarristas recuerdan y reconocen por el “picado” insólito que hay al final.
Se trata, pues, de una música impregnada de aromas, colores y luminosidades sorprendentes, con recursos sintácticos que van desde lo netamente floclórico, sugerido a ratos por las percusiones y accesorios de la sección rítmica, al flamenco más encastado y siempre advirtiendo, sin margen de error, que estamos ante una música absoluta y garrafalmente andaluza, del campo, de la costa, de los pueblos, de la calle del vecindario, del barrio de Bajo-Guía en Sanlúcar de Barrameda, a las siembras que están a la espalda del pueblo, camino a Jerez. La luminosidad y alegre frescura que por momentos ofrece la partitura, no pueden sino provenir de un pueblo que junto a los metros finales del Guadalquivir que muere en el Atlántico, recibe al visitante con una sonrisa, aunque en la trastienda también haya penas y agobio, como en cualquier grupo humano.
Las cuatro partes de la sinfonía se denominan “Génesis” la primera, “Siguiriya” la segunda, “Ritmo” la tercera y "Consecuencias" la última. Hace muchos años, Manolo Sanlúcar venía diciendo que él quería escuchar a una gran orquesta sinfónica tocar por siguiriyas o por bulerías, y recalcaba “pero sin guitarra”, lo que quería decir que Manolo aspiraba a plasmar el espíritu de los estilos del flamenco en el sonido de una orquesta grande y aquí lo ha logrado cabalmente: la siguiriya del segundo movimiento es sobrecogedora y aunque él también interviene en algunos pasajes con su guitarra, la voz del gran José Mercé está básicamente acompañada por la orquesta. El sensual ritmo de bulerías que caracteriza el tercer movimiento, cajón incluido, y la voz de Charo Manzano más la orquesta jugueteando con las sonoridades como lo haría una guitarra, transforman ese movimiento en algo inolvidable, de extrema emotividad. Y la melancólica profundidad del último movimiento, de una belleza melódica incomparable, cierran una pieza que mucho más que eso, es una de las más auténticas joyas de la música andaluza y de la música flamenca (cuidado, no son la misma cosa) que se hayan escrito hasta hoy.
Sin duda alguna “Tauromagia” es algo de otra galaxia y así lo reconoce todo el que sepa algo de esto, y no porque sí está considerada la obra conceptual más importante en la historia de la guitarra flamenca; es verdad que la “Fantasía” para guitarra y orquesta fue algo inusitado, de gran extensión y belleza; es verdad que “Medea” es otra joyita de guitarra incrustada en orquesta y es verdad que “Locura de Brisa y Trino” quiere abrir nuevas puertas hacia el infinito horizonte de la armonía y que con la presencia de Carmen Linares vuela ya muy alto, pero a mi modesto entender, es penoso que la sinfonía “Aljibe” no esté hoy a disposición de todos lo que quieran escucharla, pues se trata de la obra más grande que haya compuesto jamás un músico flamenco y en esto quiero ser muy claro: he dicho un músico flamenco, porque Manolo Sanlúcar escribió cada nota, desde las de su guitarra hasta el ritmo de los cascabeles que hay por allá atrás, y por lo tanto es una obra íntegramente llegada hasta nosotros desde las entrañas del propio flamenco y no en concomitancia con músicos, tal vez muy célebres, pero que no eran flamencos sino músicos escolásticos (parafraseando al maestro, que ama esta palabra) “cercanos”, “buenos aficionados” o “inspirados en el flamenco”. No, señores, esta música viene de la tierra, viene del flamenco, viene de donde nunca había venido tan clara y evidentemente ninguna otra música compuesta por alguien “de los nuestros”.
Posiblemente a los más jóvenes esta sinfonía podría no resultarles demasiado atractiva, porque en su obsesión por llegar pronto a la próxima luz roja les parezca muy extensa y como me dijo hace años un bendito, “la guitarra no tiene picados...”, pero vaya que les haría bien sentarse detenidamente a escuchar este trabajo que, insisto, no entiendo porqué no ha tenido más y mejor proyección, porqué no se reedita, porqué duerme en algún cajón de esos en que se pudre tanta buena música.
Búsquenla, consíganla, escúchenla y crezcan con ella, sabiendo que el flamenco, hoy, puede ser mucho más que uno que canta, uno que toca y otro que baila. Y “Aljibe”, es del mismo autor de “Caballo Negro”.
Carlos Ledermann